Cuando los días comienzan a acortarse, las temperaturas descienden y se producen las primeras lluvias del otoño, podemos disfrutar en los montes de Cuenca de uno de los sonidos más espectaculares de la naturaleza en todo su esplendor. Se trata de la berrea del ciervo, una llamada sexual de los machos a las hembras para conseguir el mejor harén.

Cualquier zona de la sierra es válida para poder oír a estos animales, pero hay algunos lugares más idóneos como son Buenache de la Sierra, Uña, la Sierra de los Palancares y Las Majadas.
Otra indicación importante, y a la vez emocionante, es que deberemos penetrar en los bosques al atardecer o al anochecer, y además en el mayor de los silencios.
Si tenemos suerte, seremos testigos de los espeluznantes bramidos de los ciervos seguidos del choque enfurecido de sus cornamentas para dejar constancia de su superioridad. En este ancestral ritual las hembras eligen (sin ellos saberlo), al macho más poderoso y futuro padre de sus cervatos. Una llamada de la naturaleza que merece la pena escuchar.
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